La FAO plantea que, en general, el manejo o gestión forestal sustentable se refiere al uso y la conservación de los bosques con el fin de mantener y mejorar sus múltiples valores mediante la intervención humana y asegurar que proporcionen bienes y servicios en beneficio de las generaciones presentes y futuras.
En este sentido, se trata de un proceso de planificación y ejecución de prácticas para
cumplir con objetivos ambientales, sociales, culturales y económicos específicos, por lo que está relacionada con todos los aspectos administrativos, jurídicos, financieros, técnicos y científicos relacionados con los bosques naturales y plantados, que incluyen por ejemplo contar con:
- Legislación, reglamentación e incentivos forestales idóneos,
- Financiación y recursos humanos suficientes para preparar, ejecutar y supervisar los
planes de manejo,
- Mecanismos para asegurar la participación de todas las partes interesadas en
materia de gobernanza, planificación y desarrollo forestales.
Existen esfuerzos, iniciativas, proyectos e instituciones en México y a nivel global que
buscan promover el manejo sustentable de nuestros bosques, como:
o La Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable (LGDFS), el Programa Estratégico Forestal para México 2025 y el Programa Nacional Forestal 2020-2024, constituyen parte del marco de trabajo del gobierno.
o La Organización Internacional de las Maderas Tropicales (OIMT), de la que forma
parte México, promueve la conservación y la ordenación sostenible de los bosques
tropicales y la expansión y diversificación del comercio internacional de la madera de
bosques manejados de manera sustentable y legal, elabora documentos normativos
acordados a nivel internacional y presta ayuda a los países miembros para adaptarlas a nivel local e instrumentarlas a través de proyectos y actividades, recopila, analiza y distribuye datos sobre producción y comercio, promueve cadenas de suministro de madera tropical de origen sustentable y ayuda a desarrollar capacidades en materia de silvicultura tropical.
o La Estrategia Nacional para la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal (ENAREDD+) 2017-2030 que tiene como objetivos disminuir la emisión de gases de efecto invernadero ocasionada por la deforestación y degradación, así como el manejo forestal sustentable y la conservación e incremento de los acervos de carbono forestal, a través del manejo integral del territorio con un enfoque de desarrollo rural sustentable, a través de líneas de acción y actividades que se sustentan en el Programa Nacional Forestal (PRONAFOR).
Ejemplos de manejo forestal sustentable
Muchos ejidos y comunidades, a través del manejo forestal comunitario por ejemplo, han tenido éxito en el manejo activo de sus bosques con fines productivos, obteniendo
beneficios socioeconómicos al conservar y utilizar sustentablemente sus bosques, como es el caso de San Pablo (Pueblo Nuevo, Durango), Peñuelas (Chignahuapan, Puebla) o San Francisco Coatlán (San Pablo Coatlán, Oaxaca).
Asimismo, existen ejemplos de cultivos que permiten la conservación del medio ambiente al mismo tiempo que generan productos para consumo y venta, como el café o la piña de sombra o los sistemas agroforestales, en donde en un mismo terreno se combinan varios tipos de árboles o cultivos.
Por otra parte, podemos encontrar prácticas de manejo que van más allá de lo previsto
en los programas de manejo forestal aprobados por las autoridades gubernamentales y que combinan otros aspectos, como en el caso de varias comunidades indígenas:
En San Juan Nuevo Parangaricutiro (Michoacán), después de más de 20 años (2
ciclos de corta) de extraer de manera colectiva la madera para el aserradero y la
fábrica de muebles de la comunidad aplicando su propio sistema de manejo forestal,
esta comunidad tiene más del doble de stocks de madera por hectárea que el promedio nacional y bosques con una cobertura y número de árboles notablemente mayor a la media de todos los bosques del país. Este logro se deriva de la combinación de reglas consuetudinarias, reglas positivas, acuerdos comunitarios y compromisos de observancia legal.
En la porción zapoteca de la Sierra Norte de Oaxaca, los stocks de bosques son casi
cuatro veces mayores que la media del país. En esta región se ubica la comunidad
de Macuiltianguis (Oaxaca), cuyas autoridades comunales convocan a la gente a
realizar labores no remuneradas de cumplimiento obligatorio y de beneficio común
durante el “tequio”, que incluyen cortar maleza en zonas forestales para que los
pinos crezcan, mantener brechas cortafuego, reforestar o apagar incendios
forestales. A partir de sus creencias espirituales solicitan permiso al espíritu del
bosque a través de una ceremonia en la que ofrendan y piden un buen ciclo de corta
a cambio de respeto y cuidado, y con base en sus conocimientos tradicionales
establecen los tiempos de colecta de semillas, siembra, corte, reforestación, poda y
manejo de plagas, entre otros aspectos.
Al parecer, en todas las regiones forestales con influencia de sistemas de manejo comunal reconocidos o no reconocidos, los stocks están por arriba del promedio del país, destacando los Altos de Jalisco, el Occidente de Michoacán, el norte de Quintana Roo, la zona de los Chimalapas en Oaxaca y la Selva Lacandona en Chiapas, que mantienen stocks entre 2 y 6 veces más que el promedio nacional.
Nuestro país produce ⅓ de los productos maderables que consume y el resto proviene de la tala ilegal o de importaciones, pero cuenta con una superficie potencial de 20.8 millones de ha que podría incorporarse a esquemas de manejo forestal sustentable, si se generan las condiciones adecuadas para asegurarlo.
Aunque más de 2 millones de ha de la superficie forestal que se encuentra bajo
aprovechamiento cuenta con certificación que avala el desarrollo de buenas prácticas de manejo (incluyendo 1,320,097 millones de ha certificadas conforme al estándar internacional del Forest Stewardship Council), existen limitantes para ello como: los altos costos que representa para los productores, un mercado de productos forestales certificados poco desarrollado, poco conocido y de difícil acceso y la falta de mecanismos que promuevan el crecimiento de la demanda de productos certificados.
De acuerdo con el plan estratégico mencionado, el manejo forestal sustentable requiere la integración vertical y horizontal de la cadena productiva “para que los productores primarios vinculen sus actividades con la industria de transformación y los canales de comercialización”, y “para que los productores aprovechen los beneficios de la cooperación y organización entre ellos, resultantes de la especialización y de las economías de escala, cuando se integran diferentes fases y formas de producción, en una cadena productiva orientada a la satisfacción de la demanda”.
Como puedes ver, los bosques forman parte de nuestra historia, son esenciales para
nosotros y para nuestro planeta, y existe mucho interés en su conservación y
aprovechamiento. La veneración de ciertos árboles o bosques persiste en algunas
tradiciones locales, aunque prácticamente ha desaparecido en el mundo moderno; sin
embargo, los símbolos que quedan en el lenguaje, el folclore y la cultura nos recuerdan la rica relación entre el ser humano y el mundo forestal: el bosque sagrado de ayer es hoy una reserva de la biósfera, un patrimonio cultural, una zona protegida... o un terreno de manejo forestal sustentable.
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